Edificio plurifamiliar Abella

El proyecto aborda la difícil tarea de reformar y ampliar un edificio autoconstruït de 1968 para dar respuesta a los requisitos de los herederos. Estos se habían planteado en un primer momento la venta de la edificación. Posteriormente a la propuesta del equipo de los arquitectos reconsideraron la opción de quedarse a vivir donde siempre habían vivido. La propuesta pretendía ampliar la edificación para poder absorber el coste de las obras, convirtiendo así las nuevas viviendas en nuevo patrimonio familiar.

La voluntad del equipo de arquitectos era diseñar unas viviendas donde cada uno de ello
s tuviera un espacio exterior de ocio y recreo. Por esta razón, la parte del edificio existente se planteó con dos dúplex capiculados, donde uno disfruta del jardín de la planta baja y el otro de la cubierta del edificio. A parte de la ampliación, la vivienda de la planta baja dispone de jardín y el de la planta primera de la terraza superior.

La parte del edificio existente, estaba afectada por una cesión de vial. Esto generó un chaflán inesperado pero resuelto con elegancia y sobriedad. Las actuaciones estructurales, fueron numerosas. La estructura del edificio existente no disponía de aro perimetral, por lo tanto esta fue una de las primeras actuaciones, “ligar” perimetralmente el edificio para evitar movimientos de asentamiento o desplazamientos horizontales no deseados. Una vez estabilizada el edificio, se procedió al escombro y posteriores extintolamentos. Más tarde, se reforzó la fundamentación para poder ampliar el sótano. El núcleo de escala y ascensor, tenían que poder bajar al sótano, y esto significó literalmente meterse bajo el edificio.

La ampliación se construyó mediante forjados formados por losas alveolares con una longitud de 8,40 m de longitud. De esta forma se podía construir un aparcamiento sin espaldarazos en un cuadrado de 8,40 x 8,40 m, y por tanto alojar las 4 plazas de aparcamiento requeridas. También la rápida ejecución de los forjados de losas alveolares junto con una estructura vertical metálica, simplificó las tareas de construcción de la ampliación. El revestimiento exterior de la edificación, de color blanco, es un SATE que permitía resolver las carencias térmicas del edificio existente y a la vegada unificarlo con la nueva parte de la ampliación. La unificación de carpinterías y los forrados de aluminio agrupan los agujeros arquitectónicos generando un juego compositivo a cada una de las fachadas.

La actualización de las instalaciones, donde todas se hicieron nuevas, fue un requisito indispensable para hacer del edificio un edificio más habitable y respetuoso con el medio ambiente. Por eso, se posó especial énfasis en el aislamiento del rodeando y en la aportación de ACS con placas solares térmicas. La iluminación de las zonas comunes con lámparas LED y la instalación de un ascensor de alta eficiencia energética permitieron reducir la demanda energética y de las emisiones de CO2, consiguiendo una calificación energética B de edificio acabado en reforma, fue una premisa del proyecto.